¿Quién es Isabella Folk? Un nombre con historia
Isabella Folk no es solo un seudónimo, es un homenaje y una conexión profunda con mis raíces familiares. Este nombre nace de una de las personas más importantes en mi vida, mi abuela Isabel, y de un descubrimiento que cambió para siempre la forma en que la veía.
En enero de 2020, mi abuela Isabel falleció. Durante el confinamiento que vivimos ese mismo año, mientras recogíamos sus cosas, descubrí algo que no sabía de ella: escribía. Mi abuela plasmaba sus pensamientos y emociones en papel con una sinceridad que nunca mostró en sus palabras habladas. Fue en ese momento cuando sentí que la conocía verdaderamente, no como la mujer reservada que recordaba, sino como alguien con una voz poderosa y una conexión especial con la escritura.
La influencia de mi abuela
En su funeral, mis primos y yo leímos una carta que ella había escrito años atrás a sus hijos y nietos. Esa carta fue un reflejo de quién era realmente y me mostró la profundidad de su amor y pensamiento. Aunque no me sentí cercana a ella en vida, descubrir esta faceta me hizo ver cuánto compartíamos. Fue entonces cuando decidí honrar su memoria y darle vida a su legado en mi propio camino como escritora.
De Andrea a Isabella Folk
Siempre había usado "Andrea" como seudónimo, pero tras este descubrimiento, sentí que necesitaba un nombre más significativo. Elegí "Isabella" en honor a mi abuela y "Folk" por ser el apellido de su madre, mi bisabuela. Fue un cambio que no solo daba un nuevo significado a mi escritura, sino que también me conectaba con una parte de mi historia familiar que nunca había explorado.
Además, decidí darle un toque italiano al nombre, transformándolo en "Isabella" porque sentí que sonaba más musical y fluido. Así, Isabella Folk se convirtió en un nombre que une mis raíces, mi historia y mi pasión por las palabras.
Un nombre con propósito
Este seudónimo representa todo lo que soy como escritora: una mezcla de emociones, historias familiares y un profundo respeto por el poder de la escritura. Es mi manera de llevar conmigo a las personas que amo, como mi abuela, y de recordarme por qué escribo: para conectar, para expresar lo que a veces no puede ser dicho y para encontrar sentido en las sombras y la luz de la vida.
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